Un mundial de fútbol en el infierno


 

Luján Frank Maraschio
Luján Frank Maraschio

BC, Santa Catarina, Brasil.- Como profesional de la comunicación, con una profunda raigambre en mi alma, mi vida siempre, en todo momento, está influenciada por la profunda observación de los hechos que me rodean. La lectura de las “entre lineas” es algo común, así como también el análisis de los lenguajes corporales, de rostros e inflexión de voz, entre otras cosas, están siempre presente en el día a día. La palabra, ese producto de los pensamientos humano, es algo contundente y corresponde a un valor inconmensurable.

En Brasil, donde se realizó la Copa Mundial de Fútbol 2014, con una alta concentración humana, a quienes les inculcan elevados valores, por todos conocidos, pero que casi nunca llega a cumplirse, pero el evento sirvió para confirmar muchos aspectos de este país, que conozco desde hace décadas.

Brasil, pose muchos problemas, en su sociedad, con muchas «liñas» trazadas desde el Estado, asuntos que pretendieron ocultar sistemáticamente, desde siempre. Algunos aspectos son ignorados por el común de las persona de fuera y otros parcialmente conocidos por algunos analistas que pudieron penetrar por la espesa «muralla” que se encargaron de construir desde las instituciones. Estas, también, son cuestiones desconocidas para una amplia camada de la ciudadanía. Inopia que, fue cuidadosamente manipulada, desde la época colonial, a través de la educación, medios de comunicación y de los propios dirigentes de la sociedad.

Algunas cosas de ese entretejido, de circunstancias, son insalvables, a corto o mediado plazo, y otros ya nunca van a ser solucionadas. Lo ciertos es ahora que, ellos se pueden enumerar rápidamente y efectuar una sintética explicación:

La violencia, que está presente en muchos estrato, la que es directa y la otra, solapada, en pequeños actos cotidianos. Hechos que origina la gran desigualdad, en la sociedad brasilera.

Relacionada con la disparidad social, siempre acostumbro a tener un concepto para graficar una realidad, “es muy triste, en Brasil, ser pobre y/o negro”, como lo llaman, con desprecio al afrodesendiente. Pero, el racismo, la xenofobia, están allí, en los comentario cotidianos, en medios de comunicación social, en diversos “rincones” y son actos contra personas provenientes de otros países. Las distinciones sociales que se hacen de algunas estirpe, idiomas y expresiones culturales, apreciando a unos, en detrimento de otros, es “moneda común”.

La cultura conceptual brasileña, desdeña a muchas nacionalidades con una solidificada arrogancia, como los bolivianos, paraguayos, colombianos, mexicanos o chilenos, entre otros. Pero, a los argentinos les dedican un pesado odio, que puede ser ancestral, de vieja derrotas, que aún hoy, no asumieron.

El diabólico espectáculo que fue manifestado durante la Copa de Fútbol, Brasil 2014, fue una muestra cabal de lo que sienten de los “hermanos”, argentinos, como histriónicamente dicen siempre, para referirse a ellos y pretender ocultar la «veneno» que se destila en muchos . Falacia que también usan cuando dicen que, “sólo es en el ámbito futbolístico”. Esto es más grave, porque la acción tiene una analogía, parecida al fascinante acto de una serpiente, que se perpetra con sarcasmos, velado en su idioma portugués, con modismos proprios y contando con la admiración de su presa.

En este Mundial, 2014, las expresiones de adversidad, en medios de comunicación social se fue tornando cada vez más insoportable, a medida que transcurría el evento. Las rede sociales eran otro reflejo de la repulsa que siente los brasileros, por el pueblo argentino. Esto se volvió un estigma, pesado. Escuchar relatores, comentarista o presentadores de televisión, ridiculizando, por ejemplo, la cara de Lionel Masi, la forma que tiene vivir aquel pueblo o de hablar “los hermanos”, se transformó en monótono. Concepto descalificadores a turistas de esa nacionalidad, informando que estaban “invadiendo” determinadas ciudades, entre otros sarcasmos que se leyeron en las entrelineas de muchos mensajes, televisivos, radiales, en redes sociales y diarios. Otro ejemplo, fue un spot publicitario de una conocida cerveza, que recorrió las pantallas la mayoría de los medios. Este mensaje, habla del estado de elucubración de la sociedad, refiriendo a viajas pendencias, no asumidas y que, aveces, quieren disfrazar, para que no sean ser tachado, por su naturaleza.

Otro comportamiento indescifrable es el de abrazar los colores de las banderas de otros países, para ir en contra de la Selección de Fútbol de Argentina, como lo hicieron, hasta con el competidor que los dejo fuera del campeonato, con los humillantes siete goles. Esta conducta, tiene la presencia, funesta, de unos de los sentimientos más abominables que pude tener un pueblo, el odio, la repulsa a las diferencias, la cultura, entre muchísimas otra aristas, dignas del más firme repudio.

En definitiva, el Mundial, Brasil 2014 sirvió para canalizar mucha cosas nobles y para aspirar ocultar otras de Brasil, tales como:  

La lista es larga y puede ser más aún. Es, solamente, puro resultado del atraso, pensar que esos temas pueden ser ocultados al mundo, detrás de una actitud arrogante de “nacionalismo mal entendido”. La actitud «camaleónica» es, al meno, el resultado de la ecuación de una reflexión de carácter subnormal.

 

 

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