
BC, SC, Brasil.- El Producto Interno Bruto (PIB) de Brasil –que es la suma de todos los bienes y servicios producidos en el país– podría cerrar 2016 con una retracción del 3,5% y no del 4% como se preveía anteriormente. Así lo estimó el lunes (13) Silvia Matos, coordinadora técnica del Informe Macro del Instituto Brasileño de Economía, vinculado a la Fundación Getulio Vargas, durante el Seminario de Análisis Coyuntural de 2016, organizado por la entidad.
La proyección coincide con las expectativas anteriormente divulgadas por el Banco Central con base en un sondeo a instituciones financieras, que prevén para este año una retracción del 3,6% en el PBI. Antes, el mercado proyectaba una contracción del 3,71%.
Para Silvia Matos, pese a la revisión, la caída en el PBI aún será muy fuerte, aunque algunos sectores dan signos de mejora, en especial la industria manufacturera. Por otra parte, señaló que hay otros sectores en una muy mala situación, tales como el de servicios, y que el nivel de inversión y consumo de los hogares están por debajo de lo necesario. “Ante esas cifras, creemos que el 2017 todavía será un año débil. Aunque si será mejor que el actual, aún podemos estimar un crecimiento fuerte del 2% o de un 1%”, concluyo diciendo la analista.
Más allá de la retracción del PBI, la inflación sigue siendo un problema, pues se muestra persistente. Según Matos, la alta inflación impide la reducción del tipo de interés y consecuentemente la recuperación de la economía. Para la analista, sólo será posible alcanzar el centro de la meta, de inflación (4,5%) en el 2018. “Para alcanzarlo en el 2017, necesitaríamos enfrentar una recesión aún este año, algo que a nadie le gustaría. Y como existen muchos riesgos, es un poco precipitado pensar que vamos a alcanzar el centro de la meta en el 2018”, dedujo.
Para la coordinadora, la incertidumbre causada por la situación política hace difícil la reanudación del crecimiento, ya que los empresarios aguardan un desenlace para decidir sobre inversiones, lo que según ella, sólo deberá ocurrir después del juicio de destitución contra la presidenta apartada Dilma Rousseff.
“Eso ayudaría al menos a despejar las indecisiones del momento. De ahí en adelante [es que veremos] si el gobierno realmente será capaz de adoptar las políticas de reforma tributaria necesarias para mantener la estabilidad de la deuda pública, que sigue escalando. Si conseguimos implantar una política para controlar el gasto, aunque tarde unos años, podríamos estabilizar la deuda”, dijo.
Es procedente indicar que los datos fueron distribuidos el 15 de junio por Agência Brasil (EBC).


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