“Había presiones de los países receptores del narcotráfico en Europa, de Estados Unidos, y también de la OEA [Organización de los Estados Americanos], quienes exigían a Chile implementar medidas de control, oficializarlas y transparentarlas”, dijo a Diálogo Guillermo Holzmann, analista político y de defensa chileno y académico de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de Valparaíso.
El Comando Conjunto Norte, dependiente del Estado Mayor Conjunto de Chile dirige la coordinación de las distintas capacidades de las Fuerzas Armadas con las fuerzas policiales. Los militares prestan el apoyo logístico y tecnológico para rastrear e identificar a los criminales, mientras los elementos de las fuerzas policiales son responsables de aprehenderlos.
Según Holzmann, las rutas utilizadas por los traficantes no son controladas por las autoridades nacionales. “Son [rutas] exploradas, definidas y aseguradas por grupos criminales con base en Italia, Rusia, países de la ex Unión Soviética y China que las controlan y definen su uso, apoyados de armamento y sin armamento”, dice Holzmann.
“Mucha de la droga se carga en puertos pequeños y luego se traslada a naves mucho más grandes en alta mar. Por ello el combate a esto requiere de la convergencia de los recursos de la Armada, la Fuerza Aérea y el Ejército”, explicó Holzmann.
El General del Ejército de Chile René Bonhomme, comandante en jefe de la VI División, dijo a Diálogo que las policías, a pesar de efectuar adecuadamente su trabajo, “no poseen la capacidad de proteger una frontera de una extensión considerable, especialmente la de Bolivia, con una geografía que la hace compleja de administrar y controlar”.
Según cifras del Gobierno chileno, el 64 por ciento del total de las incautaciones de drogas realizadas entre 2010 y 2018 se concentra en la zona norte del país, fronteriza con Bolivia y Perú, dos países considerados productores mayores de cocaína. Sólo en 2019, las fuerzas policiales desarticularon 35 bandas criminales en la zona e incautaron más de 1 tonelada de droga.
El narcotráfico transfronterizo en Chile ha aumentado en los últimos años, especialmente en estas áreas que se extienden unos 850 kilómetros en una zona desértica, accidentada geográficamente y con alturas que rondan los 5000 metros sobre el nivel del mar.
“Es una zona climatológicamente difícil, con caminos muy mal configurados, de mala calidad y con muchas quebradas”, dijo el Gral. Bonhomme. “Acá se evidencian grupos que se mueven de noche con pericia, evidenciando que son muy conocedores e ingeniosos con el uso de las rutas”.
Es procedente indicar que la información fue facilitada por
. Edición, Área Periodística OIPOL.
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