Julieta Pelcastre/Diálogo/ Edición Oipol – Cuatro áreas protegidas del Bosque Atlántico Alto Paraná (BAAPA) en la región oriental de Paraguay están amenazadas por el tráfico de drogas, los cultivos de marihuana y la tala de árboles, reportó el 14 de octubre la plataforma de periodismo ambiental Mongabay Latam, en su reporte Cultivos ilegales de marihuana destruyen Bosque Atlántico.
El BAAPA es una ecorregión compartida por Argentina, Brasil y Paraguay, y uno de los lugares biológicamente más importante de la tierra, pues alberga una altísima diversidad de especies de flora y fauna; Paraguay conserva apenas un 13 por ciento de su extensión, señaló en su portal la organización de conservación Fondo Mundial para la Vida Silvestre (WWF en inglés). En 1994 la cobertura boscosa de esta región alcanzaba 4 300 000 hectáreas; ahora su extensión solo llega a 2 700 000 hectáreas, agregó.
El ministro del Ambiente y Desarrollo Sostenible de Paraguay Ariel Oviedo, dijo a la prensa el 2 de junio que “uno de los principales problemas en el BAAPA (…) es el cultivo ilegal de marihuana, situación presente en casi todos los parques nacionales del país”. El WWF reporta que al menos 2350 hectáreas se utilizan actualmente para cultivar marihuana en las reservas del BAAPA.
Las áreas protegidas Caazapá, Mbaracayú, Morombí y San Rafael, ubicadas en medio del Bosque Atlántico, han sido invadidas por plantaciones ilícitas de cannabis y la tala ilegal, reveló Mongabay Latam; los vigilantes del bosque han sido amenazados, desaparecidos o asesinados, y los pobladores de las comunidades indígenas que viven alrededor en extrema pobreza conviven con el narcotráfico y los campamentos ilegales.
Augusto Salas, fiscal adjunto de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible del Ministerio Público de Paraguay, dijo a Monagaby Latam que, para frenar esta destrucción, es necesario instalar destacamentos militares en estas zonas reservadas. “Hemos conversado con los representantes de la cámara de Senadores y también con otras autoridades. No veo otra salida”.
Mientras tanto, las autoridades paraguayas no bajan la guardia. Agentes de la Secretaría Nacional anti Drogas de Paraguay (SENAD), incautaron en los bosques del Alto Paraná, Amambay y Canindeyú, 3580 kilogramos de marihuana y destruyeron 23 hectáreas de sembradíos, que producirían 69 toneladas de mariguana, anunció el 22 de octubre el diario paraguayo Hoy.
En otro operativo, la SENAD decomisó 4800 kg de cannabis en proceso de secado en el Alto Paraná, y erradicó 1,5 hectáreas de cultivos de marihuana, que dejarían una cosecha de 4,5 toneladas de droga, reportó Hoy el 29 de septiembre.
“Las remesas de cannabis a Bolivia y principalmente a Brasil emergen desde el norte de la región oriental, mientras que traficantes de Argentina, Chile y Uruguay se abastecen de plantaciones del sur del país, donde utilizan al rio Paraná como vía de escape y circulación”, publicó la SENAD en su portal el 27 de mayo.
Para extender sus sembradíos de marihuana, los grupos criminales participaron en los incendios forestales que se extendieron a principios de octubre en Paraguay; práctica recurrente de los productores de marihuana, destacó Insight Crime el 26 de octubre.
No obstante, el Bosque Atlántico no es una causa perdida. Gracias a la coordinación y el apoyo de las organizaciones de conservación, el sector privado y los gobiernos, estamos evitando que el bosque desaparezca, protegiendo más áreas que nunca, restaurando los ecosistemas y volviendo a conectar los fragmentados parches de bosques nativos, concluyó WWF en su sitio web.


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